Acné: principales tipos y conceptos erróneos
El acné es una enfermedad inflamatoria de la piel que tiene que ver con las glándulas sebáceas y folículos. Se caracteriza por la formación de granos con pus, comedones, pústulas, nódulos y cicatrices que aparecen sobre todo en la cara y la parte superior del tronco. Un problema que se extiende por todo el mundo y que tiene mayor incidencia en la población joven, individuos de entre 12 y 24 años.
Clasificación
Según el tipo, severidad y cantidad de lesiones se distinguen cuatro grupos:
- Acné leve o grado 1: menos de 5 lesiones inflamatorias en una mitad de la cara con menos de 10 pápulas y pústulas pequeñas.
- Acné moderado o grado 2: entre 6 y 20 lesiones inflamatorias en una mitad de la cara con mayor número de pápulas, pústulas y comedones. El tronco puede verse afectado.
- Acné severo o grado 3: entre 21 y 50 lesiones inflamatorias en una mitad de la cara con numerosas pápulas y pústulas (entre 40 y 100). Además del rostro, se ven afectados torso y espalda.
- Acné muy severo o grado 4: más de 50 lesiones inflamatorias en una mitad de la cara con un tamaño grande y presencia de dolor.
Causas
Algunos de los factores más habituales para la producción del acné son:
- Actividad hormonal.
- Estrés.
- Algunos medicamentos.
- Exposición a altos niveles de compuestos de cloro.
Conceptos erróneos
Existen muchos mitos acerca de esta enfermedad que es importante desmentir los más repetidos:
- No está demostrado que el chocolate cause acné.
- El acné no aparece por suciedad o una higiene personal deficiente. De hecho, un continuo lavado de la piel puede llegar a empeorar un acné existente.
- Tomar el sol o el bronceado no mejora el acné, solo puede disimular algo el aspecto.
Tratamiento
Se debe valorar la edad, el estado hormonal y las características de la piel de cada paciente antes de decidir por un medicamento tópico u oral. Normalmente lo más efectivo es una combinación de tratamientos con productos específicos para el tipo de acné que se padezca.