La belleza a lo largo de la historia
Sabemos que el aspecto que tenemos es nuestra principal carta de presentación, pero ¿qué pensarían nuestros antepasados de nuestra imagen actual? Quizás no seamos demasiado bajos, gordos o blancuchos… A lo mejor es que hemos nacido en la época errónea. Vamos a hacer un recorrido corto por los cánones de belleza de épocas pasadas.
Podemos conocer qué tipo era el ideal en cada época estudiando las diferentes muestras de arte (esculturas, pinturas…) que han pervivido de aquellos tiempos. Esas imágenes son las fotografías de hoy en día. En un futuro, la cantidad de fotos y videos realizados a un tipo u otro de persona, será lo que demuestre cuál es el canon de belleza de la actualidad.
En la prehistoria
Destacan las mujeres con órganos reproductores muy marcados (pechos, vientre, caderas anchas) para facilitar el alumbramiento y garantizar la supervivencia tanto de madre como de hijo.
En Egipto
La belleza consistía en armonía, proporcionalidad… Los hombres y mujeres debían medir 18 veces su propio puño. Ellas debían ser delgadas, con pechos pequeños, pero de caderas anchas. La higiene corporal era sinónimo de belleza y por eso se duchaban varias veces al día, utilizando aceites y ungüentos.
En la Antigua Grecia
En este caso la hermosura se concebía como el resultado de cálculos matemáticos, medidas, proporciones y cuidado por la simetría tanto en hombres como en mujeres. Eso sí, había diferencias entre el ideal masculino y el femenino. Las mujeres eran más bien robustas y sin sensualidad. En cambio, los hombres basaban su belleza en los atletas y gimnastas, a los que atribuían grandes cualidades: equilibrio, voluntad, valor…
El canon de belleza griego se trasladará al Imperio Romano, con muy pocas variaciones.
Durante la Edad Media
Las invasiones bárbaras influyen en gran medida en los ideales de belleza. La mujer medieval muestra blancura en la piel, cabellera rubia y larga, rostro ovalado, torso delgado…imitando la complexión nórdica. Los hombres son representados como caballeros guerreros, altos, delgados y vigorosos, con pelo largo, que representa la fuerza y la virilidad, propia de los pueblos bárbaros que nos conquistaron.
En el Renacimiento
Se vuelve al canon clásico de la belleza: en las mujeres la piel debe de ser blanca, el rostro sonrosado, el cabello rubio, la cintura estrecha pero la cadera y el vientre redondo y para los hombres el modelo lo tenemos todos en mente: El David de Miguel Ángel.
Durante el Barroco
Cabe destacar el arte de la apariencia y la fastuosidad. Tenemos ejemplos como el uso de pelucas, tanto en hombres como en mujeres. Y el nacimiento de la palabra “maquillaje” en varios idiomas, lo que nos da una idea de la coquetería de la época. En cuanto al aspecto físico, destacar, cuerpos más rellenitos que en épocas anteriores, pechos prominentes, destacados por el uso del corsé, caderas anchas y brazos redonditos. La piel blanca sigue siendo el referente tanto en hombres como en mujeres. Y en ellos destacar el pelo (aunque a veces es peluca).
Posiblemente, los que no encajamos en el “modelo del siglo XXI” hayamos encontrado otra época en la que sí seríamos los guapos de la clase. Nadie es feo o guapo, todo depende de la época en la que se sitúe y sobre todo de “los ojos que lo miren”.
Fuente: canonesbelleza.wordpress